Si tuviera que describirte en una palabra, sin duda
alguna sería leal.
Tantos años, ya era parte de la familia. Le conocía
todo el barrio, todo mundo le tenía cariño, aunque a algunos no les agradara mucho (chú para ellos =P), y es que ¿cómo no querer a un perrito tan tierno, tan alegre, tan cariñoso, tan
respetuoso y sobretodo fiel?
Cómo olvidar su pelo castaño y negro, tan suave y
brillante, o esos ojos tan bellos, que de solo mirarme me hacían débil. Lo blando
de sus patitas cada vez que se juntaban con mis manos...
Fuiste el mejor amigo cuando necesité uno. Estuviste
ahí para mí, me dejaste abrazarte, llorar sobre tu lomo, no te fuiste.
Recuerdo todos los días cómo saltaba al verme llegar, cómo me toqueteaba con sus patitas.
Y como odiabas que te bañara XD
Recuerdo todos los días cómo saltaba al verme llegar, cómo me toqueteaba con sus patitas.
Y como odiabas que te bañara XD
Recuerdo aquella vez que me despertaron tus ladridos
tristes. Sobresaltada, llorando, corrí hasta adonde estabas. Entonces vi a papi y al veterinario y entendí todo: te estaban
vacunando. Nunca imaginé que doliera tanto. Los siguientes días te la pasaste desanimado,
con los ojos rojos y yo preocupada sin saber bien qué hacer.
Pero todo pasó, al cabo de una semana ya estabas
coleando otra vez feliz.
Y no me importa que dijeran que eras un “viralata”,
para mí eras el perro más lindo ever. Ninguno tan tierno, tan juguetón y sobre
todo fiel. Eras de esos que ladran y ladran y no muerden, incapaz de lastimar a nadie.
Centi me seguía hasta la avenida cuando iba en guagua a la universidad. Me seguía adonde sea, lo cual a veces era un problema, debo admitir. Pero aún así, ¡tenía tanto corazón!
Centi me seguía hasta la avenida cuando iba en guagua a la universidad. Me seguía adonde sea, lo cual a veces era un problema, debo admitir. Pero aún así, ¡tenía tanto corazón!
Y no sé donde estés ahora, si puedas oírme mientras
lloro y te hablo, pero si es que existe algo así como el cielo de los perros
estoy segura que tú estás ahí. Perdóname. Perdóname. Perdóname porque sé que al
final me olvidé un poco, de todo lo que pasamos juntos, de cómo estuviste ahí
para mí en las noches, cuando tuve que llorar. Cambié otra vez de casa y no volví a verte igual. Creí
que estabas bien con la vecina. Pero te juro que si me hubiera enterado antes
que te habían atropellado hubiera hecho lo imposible por ir hasta allá de nuevo
y llevarte atención médica. Sé que mami y papi, si hubieran sabido igual. Pero
no llegamos a tiempo.
No lo merecías. Eras más gente que mucha gente, el mejor amigo. Gracias por cuidarme, por cuidar a papi, a mamá, a todos. Te amamos.
Ya me haces falta. No hay ni habrá otro como tú.
Te extrañaré por siempre Centi.
Te extrañaré por siempre Centi.