Necesito hablar contigo. Necesito decirte cosas. Que sepas que aún
pienso en ti.
¿Ridículo no? Más de un año que no te veo y aún pienso en tí. No has dejado mi mente estos días. No te hablo, no me hablas... pero
sigues ahí. Sigo viendo tus fotos, leyendo lo que escribes, pensando que para
mí eres perfecto. Comparando a todos contigo, porque nadie encaja conmigo como
tú.
No te supero. A veces te esfumas pero vuelves. Sigues clavado como un puñal en mi memoria, recordándome lo que fue y más aún, lo que pudo haber sido.
No te supero. A veces te esfumas pero vuelves. Sigues clavado como un puñal en mi memoria, recordándome lo que fue y más aún, lo que pudo haber sido.
¡Y lo odio! Te odio y me odio más, por el daño que me hago. Por estas ganas que tengo de verte
y de decirte que lo siento muchísimo, porque no quiero olvidarte, aunque ya no tenga ningún sentido seguir pensándote tanto. Porque me
enamoré aunque para ti no fui nada serio. Fuiste demasiado especial para
mí. Abriste puertas que aún no cierran, dejaste vacíos que nadie ha podido
llenar. Porque me puedes de punta a punta. Y ni siquiera sé si algún día vuelva a verte.
Te extraño. No tienes idea de la falta que me haces. De cuanto anhelo pasar ratos contigo. Sentir tus caricias en mi pelo, tus manos en mi cintura, pasar horas perdida en tus ojos. Aún quiero que estés aquí abrazándome y haciéndome cosquillas. Quiero escuchar tu voz, juntar mi nariz con tu nariz... Te quiero un montón y no lo sabes.
Te extraño. No tienes idea de la falta que me haces. De cuanto anhelo pasar ratos contigo. Sentir tus caricias en mi pelo, tus manos en mi cintura, pasar horas perdida en tus ojos. Aún quiero que estés aquí abrazándome y haciéndome cosquillas. Quiero escuchar tu voz, juntar mi nariz con tu nariz... Te quiero un montón y no lo sabes.
¿ Y hasta cuándo seguirá este masoquismo?